Cuando «algo» no sale como planeabas

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Suele suceder. Crees que tienes todo bajo control y que “ni por el berraco” aquel intruso peludo logrará hacer que cambies de opinión. Lo cierto es que basándonos en nuestra experiencia podemos asegurarte que ellos son especialistas en ganarse tu cariño y robarse tu corazón.

No sabemos cuál es la fórmula o la estrategia que usan para hacerlo pero lo que si queremos advertirte es que cuando menos creas, estarás rendido(a) a sus pies. En publicidad le decimos “insight” y se refiere a ese algo que no sabias de ti mismo, una necesidad o comportamiento innato que no conocías y que ni tu mismo te habías puesto a pensar así que esta semana te vamos a contar los más frecuentes.

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Cuando se murió mi primer gatito, fue tal la tristeza que juré y perjuré que no volvería a tener otro. Regalé sus cosas, guardé juguetes y empecé el duelo, pero… a los dos meses cuando cargué a Kiwi, supe que éramos el uno para el otro, y así fue. A los 5 meses de haber muerto Balín, Kiwi estaba bien posesionado de su nuevo hogar y yo, volviendo a comprar todo y a organizar las herencias de Balín.

Moraleja: nunca digas, de esta agua no beberé porque más rápido te ahogas.

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Esta es la típica frase … luego de convencer a tu familia (padre, madre, esposo o esposa, entre otros) que solo será como hogar de paso, el peludo en cuestión y como si supiera que hacer, empieza a acercarse y a buscar al que más se opone a la posibilidad de que se quede.

Lo cierto es que Flora, algunas semanas después de que Xiomy convenciera a sus padres que le daría posada a aquella gatita que llevaba días en la portería de su edificio y que solo seria por esa noche, fueron ellos mismos los que nos llamaron a contarnos que querían quedarse con esta enana.

Hoy Flora vive como una reina y tiene a toda su familia “comiendo de su garra”  Bien Flora, ¡así es que se hace! 

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Bueno, aquí va nuestro 3er. insight peludo y además nuestra segunda confesión: ¡nunca quise un gato! … como la mayoría de personas hace 13 años, quería dos perritos y tenían que ser raza beagle porque ya entonces sabía que era la raza más usada en la industria tabacalera como animales de laboratorio.

Pero  luego lo pensé bien y esto implicaba encariñarme mucho con ellos así que como había leído que un gato “era muy huraño e independiente” opté por uno ya que así “no lo iba a coger taaaanto cariño”. ¡Plop!… pero que equivocada estuve! No se imaginan la alegría que me daba levantarme, ir a almorzar a mi casa o por las noches llegar cansada del trabajo y ver a Balín salir a recibirme dando brincos de la felicidad. Nada se comparaba a eso. Contaba las cuadras para llegar a casa y abrazarlo. Lo amé con todo mi corazón (y aún lo amo así solo pueda abrazarlo en mis sueños), fue por él que Catscabel existe y creo que ese fue su legado. ¡Gracias Balín por tanto!

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Donde cabe uno, caben dos… y tres, y cuatro ¡y hasta diez! Aunque no somos muy amigos de acumular animales más aún si son gatos debido a su territorialismo pero hay cosas que definitivamente se salen de control. Cada gato es único y si enriqueces su hogar debidamente, ellos aprenden a convivir en armonía y tranquilidad. Bueno, a veces tienen sus pequeñas diferencias pero, ¿que hermanos no pelean?

Y fue así que sucedió con Verónica, una vez que tuvo a Orión (el bengalí líder de adelante) no pudo detenerse. Además cabe aclarar que aquí solo hay 5 pero en realidad son 10… y bueno, mientras más te resistas y adviertas que “a tu cama no se subirán” más rápidamente te verás totalmente destronado, con dolor de cuello, espalda y hasta el dedo meñique del pie de solo pensar en moverte e incomodarlos. Mejor olvídalo, ¡pelear por tu cama, es caso perdido!

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¿Una sola vez? Ja! Si como no … Raquel, Andreína y toda su familia tuvieron que llevar a Salvador muuuchas veces no solo el médico sino a la fisioterapia y acupuntura después de que aceptaran ser hogar de paso para este gatito que fue rescatado de las fauces de un perro quedando parapléjico.

Salva se ganó el corazón no solo del padre de Raquel al “no le gustaban los animales en los apartamentos” sino que muchos amigos venezolanos ayudaron en su tratamiento y también recibió ayuda desde Colombia donde estuvimos pendientes de su historia y su evolución. El no volvió a mover sus extremidades traseras pero a su familia no le importó y lo amaron así como era.

Salva murió hace unos días. Vivió lo que tenía que vivir y si bien es una noticia triste, sabemos que se fue conociendo lo que era un hogar y el amor verdadero. Salvador, hasta pronto!