1. El Tamra Maew es una mística recopilación acerca de los gatos escrito al parecer, hace dos siglos. Se le dice también el “Libro de los Poemas del Gato” pero es en realidad un manuscrito muy antiguo que fue descubierto en 2014 en Wat Bowon, un templo budista real en Bangkok, Tailandia. Fue escrito por Somdet Pavares quién se convirtió en el segundo abad de Wat Bowon en 1851 a la edad de 42 años.
Aunque no hay una fecha exacta, en el manuscrito, Wat Bowon cree que habría sido escrito alguna vez entre 1840 y 1850. En el hay poemas espectaculares, leyendas sobre la espiritualidad de los gatos y algunas clases de gatos que existían en aquellos tiempos. El manuscrito está en alfabeto thai, y es por eso que aún no se ha podido traducir al español. Ojalá les guste y en él puedan confirmar una vez más, lo que todo buen amante gatuno sabe: que tienen una magia fascinante.
2. Según el Tamra Maew, en aquella época existían 23 clases de gatos, entre ellos se contaban el Ninlarat (Zafiro oscuro), completamente negro; el Wilat (Belleza), de cuerpo negro con bandas blancas y ojos verdes, el Suphalak (Excelencia) o Thong Daeng (Cobre), de color cobrizo, que espantaba toda malevolencia; el Kao Taem (Nueve puntos), blanco con nueve manchas negros circulares; el Maaleht (Flor) o Dork Lao (Flor Lao), color gris nube y ojos del color del rocío sobre un loto; el Saem Sawet (Blanco alternado), con una piel negra sobre la que se entrecruzan trazos blancos y ojos de oro líquido; el Ratanakamphol (Ropa enjoyada), blanco con un cinturón negro; el Wichien Maas (Diamante de la luna), blanco con hocico, cola, orejas y zarpas negras; el Ninlajak (Círculo de zafiro), negro con collar blanco; el Mulila, negro con orejas blancas y ojos amarillos; el Aan Maa (Silla de montar) o Krorp Waen (Marco de gafas), blanco con anteojeras negras y una mancha negra sobre el lomo; el Pat-sawet (Línea blanca) o Pattalort (Línea a lo largo), negro con una línea blanca que va desde el hocico hasta la punta de la cola; el Krajork (Gorrión), negro con una mancha blanca alrededor de la boca; y el Singha Sep (León), negro con manchas blancas en la punta de la nariz, alrededor de la boca y en el cuello.
Pero, mucha parte de la magia y el misterio desaparecieron cuando las potencias occidentales comenzaron a sacar gatos de Siam a fines del siglo XIX y a criarlos fuera. De esas razas y esas creencias quedan hoy solo las memorias apuntadas en el Tamra Maew.
3. Gracias a la leyenda acerca de la fusión armoniosa entre el alma de un noble humano fallecido y un gato, el pueblo tailandés de aquella época llevaba a cabo esta curiosa práctica:
Cuando un familiar fallecía, se le enterraba en una cripta junto a un gato vivo. Pero, calma! como los tailandeses son una cultura que respeta la vida de humanos y animales por igual la cripta tenía siempre un agujero por donde el gato podría salir y, cuando lo hiciera, daban por sentado que el alma del ser amado ya estaba en el interior de aquel noble gato.
De este modo, alcanzaba la libertad y ese sendero de calma y espiritualidad capaz de preparar a esa alma para el camino posterior hacia la gran ascensión.
4. A estas alturas no es necesario practicar el budismo para catalogar al gato como a un ser especial. Ellos son capaces de transmitir calma, sabiduría y mucha ternura también. Cuando un gato llega a un hogar, equilibra las energías que se van alojando en nuestro ser, pero ellos no se quedan con las energías negativas, sino que la canalizan directamente a la tierra.
Para finalizar este artículo les vamos a contar una última leyenda que cuenta acerca del gato que se quedó dormido sobre la túnica de Buda. Dicen que éste decidió no perturbar su apacible sueño y, para seguir con sus actividades, cortó el pedazo de túnica para poder levantarse sin que el gato viera interrumpido su descanso.
A partir de entonces, el gato comenzó a formar parte de las meditaciones budistas. El maestro que hizo que el felino comenzara a formar parte de estos encuentros un buen día falleció. Tras preguntarse qué camino seguir su sucesor permitió que el gato los siguiera acompañando en sus clases y meditaciones de budismo zen. Esta historia comenzó a hacerse conocida en los templos de la región y, para el momento en que el gato falleció, ya muchos templos habían adoptado a estos animales como compañeros infalibles de la meditación.
Meditación con gatos.
Seguramente los que tienen gatos, ya se habrán dado cuenta que practican instintivamente la meditación y la respiración expansiva, pero… ¿sabías que puedes meditar con tu gatito? Cuando nosotros lo hacemos, Kiwi se acerca y se queda a nuestro lado, es como si supiera que ese será un momento de paz y calma.
Elige una habitación cómoda y silenciosa, o si tienes jardín o balcón, prueba meditar ahí. Pon música instrumental (nosotros lo hacemos con cuencos tibetanos) para ayudar a crear un ambiente de relajación y procura no usar esencias cítricas ni velas exageradamente perfumadas, recuerda que los gatos son muy sensibles a ciertos olores.
Primero intenta atraerlo con un alguna indulgencia que colocarás a tu lado y luego empieza con tu práctica de meditación. Si al principio tu gato se rehusa a quedarse allí, déjalo que se vaya, con el tiempo se irá habituando y cuando sepa que ese momento significa caricias para él, seguro querrá estar contigo.
Una vez logres que se quede a tu lado, trata de sincronizar tu respiración con la de tu gato, colocando tus manos sobre su pecho o espaldaPoco a poco, te darás cuenta cómo ambos empiezan a hacerlo armónicamente. Si tienes problemas para concentrarte, enfócate siguiendo su respiración,, acarícialo y trata de alejar de tu cabeza cualquier otra cosa que no sea disfrutar de ese momento.
Cuando estés por terminar, agradécele a tu pequeño pues, aunque no las comprenda, seguro percibirá la energía que hay detrás de tus palabras.
Tu también adopta a un gato y no pases por esta vida sin saber lo que es disfrutar de una compañía agradable, franca y sincera.